Tecnología de la Información y la Comunicación
(T.I.C.)
Cumbre mundial sobre la sociedad de la información.
Inicios: su convalidación internacional tuvo lugar en la cumbre mundial de la sociedad de la información cuya primera fase se celebro en ginebra en diciembre del 2003, en la cual los representantes de los países participantes señalan los objetivos de esta nueva herramienta: “Erradicar la extrema pobreza y el hambre, lograr una educación universal, promover igualdad de géneros, combatir enfermedades venéreas, entre otros.”
Así también expresan su convicción de que el progreso de las T.I.C. “brinda oportunidades sin precedentes para alcanzar los niveles más elevados de desarrollo”. Aunque ningún punto de los documentos aprobados durante la cumbre explica con claridad las características fundamentales de la sociedad de la información a la que se alude y aspira.
Primeros antecedentes: El matemático estadounidense Norbert Wiener, creador de la cibernética anunciaba el advenimiento de una “sociedad de la información”, la cual imaginaba, era la circulación sin trabas de la información. Para Wiener, este nuevo modelo de sociedad es, por definición incompatible con la práctica del secreto. Este pensamiento tiene continuidad en las propuestas del investigador japonés Yonedi Masuda, quien presentaba la emergente sociedad de la información como una sociedad que ofrecerá nuevos conceptos de libertad e igualdad en la que florecerá la creatividad individual, “englobando la libertad de decisión y la igualdad de oportunidades.”
Cronología: A comienzos de la década de 1970 grandes avances en el campo de las telecomunicaciones y la informática permitieron un incremento muy importante en la velocidad y capacidad de procesamientos y transmisión de información, Además en un significativo descenso de los costos económicos de equipos y operaciones. Este progreso tecnológico coincidió con el inicio de una profunda crisis económica internacional que cuestiono gravemente el modelo de desarrollo industrial sustentado en el crecimiento incontrolado del consumo de energía.
En 1973 algunos gobiernos de países económicamente más desarrollados comienzan a centrar su atención en las posibilidades de desarrollo económico que ofrece la informática, que hasta entonces estaba reservada casi exclusivamente a usos militares, científicos e institucionales.
En 1975 la tecnología de la información se presentaba como garante del consenso social y como el medio para salir de la crisis económica y política, lo que servía para justificar las estrategias del desarrollo industrial, desplegadas por los sectores implicados.
En 1978 se da a conocer el informe Nora/Minc sobre la información de la sociedad, en cargo del presidente de Francia, Valery Giscard d’Estaing, poniendo de relieve la preocupación y el interés que el tema despertaba en los gobiernos de los países industrializados.
La verdadera revolución informática tiene su origen en ambientes contraculturales de las universidades californianas de Stanford y Berkeley al principio de la década de 1970, influenciados por el pensamiento de Wiener.
La computadora que hasta entonces había sido considerada una amenaza para las libertades, comienza a aparecer como una herramienta de liberación y comunicación.
Tecno-culturas: cultura libertaria, militarismo y desarrollismo neo-liberal.
A lo largo de toda la década de 1980, se multiplican los estudios e informes destinados a evaluar las repercusiones socioeconómicas y culturales de la informatización de la sociedad, y comienza a hablarse con cierta insistencia del proceso de convergencia de la radio difusión.
Tanto en estados unidos como en Europa se intensifica el esfuerzo tecnológico en el campo de las telecomunicaciones (micro-electrónica y la informática). La comunidad económica europea impulsa diversos programas marco para la investigación y desarrollo, mientras que en estados unidos en marzo de 1983, da a conocer la iniciativa de Defensa Estratégica (IDS). Este plan tuvo importantes repercusiones en el aumento de la capacidad operativa de los satélites y en la automatización, funcionalidad y proliferación de las redes telemáticas.
Una de las manifestaciones más conocidas de la “cibercultura”, es la comunidad “hacker”, integrada por programadores informáticos que definen la idea de que la información y los detalles de los sistemas de programación informática deben ser compartidos. Los hackers parten del “convencimiento de que poner en común la información es algo positivo y de gran importancia, y que es un deber ético de los hackers compartir su competencia desarrollando software libre de código abierto (open source) y facilitando el acceso a la información y a los recursos informáticos siempre que sea posible”.
Por las superautopistas de Al Gore Rumbo a la cumbre de Ginebra.
En 1993 en el gobierno recién asumido de Bill Clinton y Al Gore surge por primera vez el renovado interés por promocionar el papel de las TIC en la construcción de una sociedad más justa y prospera mediante la construcción de un plan de infraestructura avanzada de información.
El vicepresidente Gore, principal promotor del plan, imagina una red de información de planetaria capaz de transmitir mensajes e imágenes a la velocidad de la luz desde la ciudad más grande a la aldea más pequeña. Único modo, dice para conseguir crear las condiciones necesarias para alcanzar un desarrollo sostenible. Para este propósito es indispensable construir una “infraestructura global de información”, la cual reagrupará redes de telecomunicaciones, las computadoras, los bancos de datos y la electrónica de consumo, las cuales no solo proporcionaran el crecimiento económico sino que además permitirán un fortalecimiento de la democracia, mejoras en el tratamiento de la salud y soluciones a los desafíos ambientales globales, gracias a la iniciativa de inversores privados.
Este plan tuvo el merito de devolver al primer plano del debate político y social la necesidad de establecer estrategias económicas, políticas y culturales integrales para aprovechar las oportunidades que, ciertamente, ofrecen las TIC. Su problema principal fue, quizás no ser capaz de desprenderse del tono profético, cuasi mesiánico, que lacra los discursos sobre las TIC, incluso desde antes de la invención de la primera computadora. Si la promesa es el paraíso, nada menor será nunca suficiente.
Casi contemporáneo al anuncio del plan del gobierno estadounidense, la comisión de las comunidades europeas publica a finales de 1993 un Libro Blanco sobre Crecimiento, Competitividad, empleo. Retos y pistas para entrar en siglo XXI (conocido como Libro Blanco de Delors). Dicho texto recupera los argumentos centrales de los discursos positivistas sobre la sociedad de la información de los años setenta y ochenta.
Según afirma el Libro Blanco, las TIC son el núcleo del modelo de desarrollo del siglo XXI. “En la actualidad el mundo está asistiendo a una mutación de los sistemas de producción, la organización del trabajo y las pautas de consumo cuyos efectos son comparables a los de la primera revolución industrial. Esta mutación se debe al desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación, que da lugar al nacimiento de una “nueva” “sociedad de la información” en la que las posibilidades que ofrecen las tecnologías de las información y las comunicaciones (TIC) se ponen al servicio de la actividad humana”.
Tanto el proyecto de Gore como el Libro Blanco obtuvieron gran atención mediática, lo que sirvió para popularizar rápidamente la idea de una “superautopista de la información” asociada a promesas de mayor bienestar económico y progreso social para toda la sociedad.
Al Libro Blanco de Delors le sucedieron diversos documentos y programas marco encaminados hacia objetivos general de construir una sociedad de la información europea “para todos”. Más allá de declaraciones de principios con contenido social, cada vez aparecen con más claridad los intereses económico-empresariales que se esconden en el modelo de sociedad de la información.
Al cabo de poco tiempo, las publicitadas “autopistas de la información” quedaron asimiladas a la revitalizada internet, La otra red no comercial de tintes contraculturales empezó a ser ocupada en su parte más visible por contenidos con fines básicamente mercantiles.
Los valores literarios de la cibercultura y las promesas que acompañan a las TIC desde la década de los setenta empiezan a ser domesticados y resinificados en los eslóganes y lemas propagandísticos de promoción de internet, que es presentada ante la sociedad como un gran y esplendido centro comercial o bien como una herramienta prodigiosa de progreso y prosperidad.
El plan Europa 2002. Una sociedad de la información para todos de junio de 2000. Consagra el ascenso de internet a los “altares” de las metas gubernamentales al situar entre sus objetivos principales estimular el uso de la red (e-comercio, e-gobierno, e-salud etc.) y facilitar el acceso rápido, barato y seguro a la misma.
El documento “carta Okinawa sobre la sociedad de la información global” considera a las tic como un motor de vital importancia para el crecimiento de la economía mundial y confirma la relevancia creciente que los gobiernos de las principales potencias económicas otorgan a las TIC como un motor vital a la importancia para el crecimiento de la economía mundial y confirma la relevancia creciente que los gobiernos de las principales potencias económicas otorgan a las TIC como factor de transformación económica y social.
Este documento añade que las TIC representan una oportunidad extraordinaria para las economías emergentes y en desarrollo. Para que esta posibilidad de progreso sea aprovechada en sector privado debe cumplir un papel central en la conducción del proceso, y puede contribuir significativamente a los esfuerzos internacionales para romper la brecha digital.
La sociedad empieza a hacerse global, al menos en los discursos, propósitos e intereses de los gobiernos de los países centrales y de las empresas relacionadas con las TIC.
En la década de 1970, hubo ya quienes comparaban el poder transformador de la informática con la que tuvo para nuestros antepasados el dominio del fuego, auque es casi seguro que por entonces no mediaran intereses mercantiles de la magnitud de los que están actualmente en juego
CMSI ¿Cuáles sociedades de la información?
En 1997 por pedido de la comisión europea, define la sociedad de la información como “aquella que actualmente se desarrolla, en la cual las tecnologías poco costosas de almacenaje y de transmisión de información y de datos será acompañada de innovaciones organizacionales, comerciales, sociales y jurídicas que cambiarán en profundidad la vida tanto en el mundo del trabajo, como en la sociedad en general “.
De nada vale repetir, en coincidencia a los gobiernos firmantes de la declaración de principios de la misma cumbre que se reconoce el enorme potencial de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para responder a la devastación ocasionada por el hambre, las catástrofes naturales, las nuevas pandemias, por ejemplo del VIH/SIDA, y la proliferación de armamento, si no se proponen acciones que permitan alcanzar los objetivos.
Un camino para andar.
Como acertadamente se recomienda en la declaración de principios de la CMSI “las TIC deben considerarse como un instrumento y no como un fin en sí mismas. Son herramientas para llevar a cabo nuestras ideas no una varita mágica. Lastima que las palabras rara vez se acompañar con actos, sobre todo mas allá de las promesas, se trata de combatir la pobreza, el hambre y la exclusión social y cultural”.
Dr. Diego Levis, Buenos Aires marzo de 2004.
